El baile de la tarántula

El baile de la tarántula

por Salvador Trallero, agosto de 2025
(Artículo publicado en el Diario del Altoaragón el 10 de agosto de 2018 y en la revista local Quió en xxx)

Sariñena y el baile de la tarántula. La Tarantela

Resulta curioso observar los ritos y creencias que hasta no hace muchos años teníamos en nuestra tierra. Entre ellos, uno de los que más llama la atención es el baile de la tarántula, con gran arraigo en las zonas áridas y secas del sur de nuestra provincia, como son Los Monegros. Lugares donde la araña en cuestión tenía su hábitat natural, siendo temida por los campesinos y jornaleros por el efecto de su picadura, que en muchos casos se producía al levantar las gavillas de la cosecha preparadas en el monte para su recogida. Se pensaba que la tarántula era maldita, ¡surgida del infierno! para poseer a quién picaba:
La tarántula es un bicho muy malo
no se mata con piedra ni palo…

Tras la picadura, que podía resultar mortal, llegaban las náuseas, convulsiones, mareos, delirios, pérdida de fuerzas… y el traslado del enfermo al pueblo, donde el médico solía aplicar una cataplasma, caldo bien caliente y sangrías, pero sobre todo llamaban para la curación a personas que supieran tocar instrumentos y cantar, lo que se denominó como el baile de la tarántula o Tarantela, pues era este el remedio que se consideraba más idóneo y efectivo para curar al enfermo. Y aunque la tocata acelerada o Tarantela tenía un ritmo y música en particular, aquí en Aragón la música venía con nuestra más conocida melodía: la Jota. Ya hay antiguos testimonios de 1783:
Manuel Gilmer, de 32 años, estando durmiendo fue mordido de un insecto en el brazo izquierdo, viéndole ya como baldado, dispuso su padre montarle en una caballería y conducirle a su casa, y viendo el cirujano la estructura del desbaratado animal, conoció inmediatamente era Tarántula. Le aplicó una cataplasma de ajos, levadura, aceyte y triaca, declarando a los presentes que aquel hombre era mordido por una verdadera y legítima Tarántula, y que no había más eficaz remedio para su curación que llamar personas que supiesen tañer instrumentos, y que tocasen el son o tocata acelerada… …empezó a tocar una guitarra y vieron, con grande admiración  de todos los circunstantes, que al compás de la tocata empezó a mover la cabeza, después las manos, los pies y seguidamente el cuerpo, y sin detenerse arrojarse de la cama bailando y saltando, y continuar por más de dos horas (que fue el tiempo que pudo aguantar el tocador) y en lugar de quejarse y lamentarse, como lo hacía desde la cama, no se le oía otra cosa que ruegos e instancias para que no dejasen de tocarle, repitiendo que mientras bailaba no sentía dolor ni flaqueza alguna…


Le picó la tarántula

Los instrumentos eran los que se podían conseguir en el momento: vihuelas y guitarras, violines, flautas, tambores, chirimías, panderetas… al igual que los cantadores, que podían estar desde algunas horas hasta varios días tocando y cantando sin parar, con pausas cada dos horas para recuperar las fuerzas. Los atarantados, al escuchar la música, comenzaban con convulsiones que se apoderaban de su cuerpo, obligándoles a danzar, danzar y danzar al son de la música; en algunos lugares se iba recitando a la vez una oración:

Tarántula de mi vida
no le piques a mi dueño
con el son de la vihuela
que Dios te dé mucho sueño.

Hoy se piensa que los enfermos iban expulsando el veneno a través del sudor intenso y prolongado producido por el baile incesante, lo que llevaba a su mejora. No solo picaban las arañas, sino también las víboras y los escorpiones, mucho más temidos:

Si te fiza una víbora
no vivirás ni una hora.
Si te fiza un alacrán
ya no comerás más pan.

El mayoral del Dance de Pallaruelo, Juan Barrieras Pueyo el “Tío Juaner”, creó una motada titulada Si te fiza un alacrán:

Y si pica tarántula
u le fiza un escorpión
pa curalo de camino
buscaban un tañedor
y allí venga a bailar jotas
la gente por t´ol redol
y si había algún jotero
tirar valiente canción.

En Sariñena, el año 1920 se dedicó una motada al danzante Antonio Clavería el “chupón”:

Este es un gran bailador
pero un poco desgraciado
primero le pilló la gripe
después le mordió la burra
y el 21 de junio
le picó la tarantula
.

Y perduran los testimonios en la tradición oral: …lo llevaban corriendo a su casa y lo metían en cama con varias mantas encima. Comenzaba entonces el canto y la música, no se paraba en horas, en las que el enfermo comenzaba a bailar sin control...
la creencia general era que al mismo tiempo que el enfermo bailaba hasta el agotamiento, a la tarántula en el campo le sucedía lo mismo hasta que reventaba. Hubo casos en que a pesar de las horas de baile y canto el enfermo fallecía, lo que se atribuía a la tardanza en la llegada de los músicos… Tales eran los comentarios por España acerca de este baile, que en 1973 un equipo de Televisión Española llegó para rodar un documental a Sariñena.

EL PROGRAMA RAICES

Fue en julio del año 1973, cuando varios mozos de Sariñena fueron convocados por el Ayuntamiento para hacer una selección y participar en un documental de la serie Raices, que se iba a realizar sobre el baile de la tarántula. El programa Raices de Televisión Española se dedicaba a divulgar las tradiciones y el folklore de los pueblos españoles: música, bailes, artesanía, gastronomía, fiestas… Dirigida por Manuel Garrido Palacios (Huelva, 1947) fue todo un éxito entre los televidentes y obtuvo numerosas distinciones, entre ellas el Premio Nacional de Televisión. Diría el director acerca de la diversidad de tradiciones: España era una desconocida para la propia España. Hecha la selección de los mozos, entre los que estaban Pedro Mir, Martín Blecua, Alejo Torres, Juan Mir, Joaquín Anoro… se rodó en una jornada el documental, en la partida de los Canillos, entre la actual zona industrial del Saso Verde y la carretera de Huesca. Allí se recreó la recogida de la cosecha, y la picadura del arácnido a uno de los campesinos, papel que realizó Pedro Mir, el traslado con el carro y las caballerías hasta Sariñena, rodándose en casa “codaneta” en la calle Larosa la parte de los cantadores y baile. Más de una docena de ellos aparecen en el documental, como Marisa Anoro, Victor Luesma, Manolo Mir, Eduardo Arroyos, Manuel Puyol… que cantan diversas jotas:

Del vino y del aguardiente
de las mujeres bonitas
Aragón lleva la fama
y de los hombres valientes

mientras, el enfermo comienza a agitarse, saltando de la cama y comenzando a danzar incontrolado.

Yo soy el amo la burra
en la burra mando yo
cuando quiero digo arre
cuando quiero digo so
.

Para que sudara realmente, le untaron el cuerpo al enfermo con glicerina, lo que le hacía sudar copiosamente, aunque estuvo varias semanas hasta que se le fue toda del cuerpo, incluso en algunas zonas se le puso un poco verde la piel; quizás por eso fue al que mejor pagaron, mientras dieron cien pesetas a cada uno de los mozos, a él le correspondieron doscientas. Hoy, podemos disfrutar en Internet de aquella joya de nuestra historia, basta con teclear en Google la búsqueda “programa Raices, baile de la tarántula”, ¡que lo disfruten! El documental se emitió en televisión el 3 de enero de 1974.